Friday, February 22, 2013

Leyendas de la ciudad de Mexico: "El callejon del muerto"


Por Ana Salazar Cabarcos

(En memoria de mi querido hermano Juan de Dios I. G. Salazar Cabarcos,  enamorado del Centro Histórico, apasionado investigador y ser humano)

Por su riqueza monumental, al Centro Histórico de la ciudad de México  se le considera el más relevante de América. Fue declarado por la UNESCO "Patrimonio Cultural de la Humanidad" en 1987.

Pero ¿alguno de ustedes sabe de las leyendas que se han perpetuado por generaciones, ésas que vuelan por el aire impregnando la atmósfera de misterio, de olor a nostalgia, que provocan miedo, admiración o sorpresa?

Por ejemplo la historia de “El callejón del muerto”, que aconteció en la antigua calle de La misericordia, hoy calle República Dominicana. Se cuenta que en el año 1600 el español Tristán de Alzúcer abrió una tienda de abarrotes, a donde iba seguido fray García de Santa María Mendoza a conversar.

Llegó a ser tanto el éxito de la tienda, que Tristán mandó a su hijo a la ciudad de Veracruz a comprar productos para acrecentar la variedad. El hijo enfermó mortalmente lo que le impedía regresar, así que Tristán, angustiado, rogó a la Virgen por la vida de su amado hijo, prometiendo que si regresaba con bien, caminaría hasta el santuario como muestra de agradecimiento. El hijo regresó, pasó el tiempo y Tristán olvidó su promesa, aunque de vez en cuando el remordimiento de no haber cumplido lo atormentaba.


Un día le contó al arzobispo su angustia, y éste le aseguró que con un rezo bastaba, eximiéndolo de su promesa, lo que hizo que Tristán se sintiera libre de culpa y lo olvidó.

Días después, el arzobispo se topó en la calle con Tristán: se veía flaco, enfermo, llevaba puesta una túnica blanca y en la mano, una vela encendida, le dijo a fray García que estaba cumpliendo su promesa. El arzobispo estaba sorprendido, por lo que en la noche decidió ir a visitar a Tristán a su casa. Terrible sorpresa se llevó al ver al hombre tendido, muerto, vestido con una túnica blanca y la vela con la que lo había visto en la mañana. El hijo le comentó que su padre había muerto al amanecer y había sido obligado a cumplir la promesa… ¡El arzobispo se había topado con el espíritu de su amigo que cumplía con su promesa hecha a la Virgen!


Después de tantos años, aún cuenta la leyenda que el espíritu de Tristán deambula penando por su calle, a la que el pueblo nombró “El callejón del muerto”.

Así que ya saben: a cumplir las promesas…

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