Tuesday, February 7, 2017

Ticket al infierno…

Por Ana Salazar Cabarcos
Anoche no pude dormir atormentada por las pesadillas, no sé si tuvieron algo que ver la media docena de tacos al pastor que me cené.

Soñé que me iba al infierno; era una cueva macabra como las que salen en las películas de El Santo, “El enmascarado de plata”. Oscura, con telarañas y murciélagos papaloteándome sobre la cabeza. En lo profundo de la cueva salían llamas rojas y espantosas, hacía un calor insoportable, sudaba a chorros y allí comprendí lo que han de sentir los borregos cuando los meten al hoyo para hacerlos barbacoa…pobres…no vuelvo a comer barbacoa. 

De pronto, de entre las llamas se apareció el “Chamuco”, con unos cuernotes más grandes que los que a mí me pusieron, coloradote como tomate, más apestoso que mis tenis, más peludo que mi ex suegra… ¡qué horror! Quise correr pero me atrapó con su mano garruda y me abrazó, y en un  claro caso de “sexual harassment” me comenzó a dar de lengüetazos por el cuello y la cara, su lengua se sentía chiclosa, viscosa (me recordó a un novio que tuve en la “secu”), pero el colmo fue cuando me quiso besar de a lengüita… ¡comencé a gritar como loca, a patear!...en eso desperté toda agitada, angustiada… ¿y quién estaba allí a mi lado? ¡Mi perro! Sí, mi perro lamiéndome la cara.

Ese no es el infierno, el infierno está escondido en nuestro mundo real: bajo el manto de la soledad, de la angustia, de la inconformidad, de la ignorancia y la soberbia. Con el “Chamuco” convivimos todos los días en sus diversas presentaciones: algunas de ellas con empaque de lujo. El infierno lo creamos nosotros con las acciones diarias: a base de egoísmo, avaricia, de  maldad…con tantas mentiras.

“I have a dream”… poder atrapar tanta felicidad como me quepa dentro del espíritu; para poder compartirla con los demás,  tener una fe inquebrantable, un alma noble, ser transparente,  albergar toda la compasión,  humildad y  amor posibles dentro de mi corazón…. ¡fabricar mi propio cielo!
Me están dando retortijones… sigue la venganza de los tacos de anoche…. Quizás fue culpa de la salsa que estaba más ardiente que el mismísimo infierno.

Pidamos perdón a la Tierra

Por Ana Salazar Cabarcos
El planeta tiene memoria; siente, sufre,  y aunque no es rencoroso a veces se rebela ante la infamia de quienes lo hieren y lanza gritos de dolor.


Como dijera Leonardo Da Vinci, “El hombre es el principal depredador de la naturaleza”, y por citar algunos ejemplos mencionaré a los cientos de amistosos delfines calderones y ballenas que mueren en las tradicionales  festividades de las islas Feroe ubicadas en Dinamarca.
O qué decir del asesinato de 551 ballenas del Santuario Ballenero Austral por parte de buques balleneros japoneses ocurrido en el 2008, de la terrible deforestación de África que perdió 64 millones de bosque entre 1990 y 2005, la explotación de petróleo en la cuenca amazónica del Ecuador: tan solo en el período comprendido desde 1972 hasta 1993, por citar un ejemplo, más de 30 mil millones de galones (114 mil millones de litros) de desechos tóxicos y petróleo sin refinar fueron descargados hacia las tierras y vías fluviales de la Amazonía ecuatoriana.  La extinción de varias especies animales debido a la persecución y matanza por el valor de sus pieles, el “error” humano de Chernobyl que causó la desolación de una zona extensa, y miles de víctimas de cáncer a causa de la radiación, las guerras mundiales, las guerras químicas; una guerra contra nosotros mismos.




El impacto del hombre sobre la tierra es mortal; por eso se declara en estado de emergencia… y se estremece de angustia.
Sólo cuidando a la naturaleza podremos asegurar nuestra continuidad, pero para eso debemos dejar de ser tan soberbios y no minimizar su fuerza y poder: se trata de entablar una relación de respeto, de lealtad, de llevar a cabo un compromiso de amor.
Pidamos perdón a nuestra madre Tierra, se lo merece, esperando nos dé una segunda oportunidad. No volvamos a pintar de rojo los azules mares, ni de gris el azul de los cielos, que el verde no se vuelvan trozos de madera y que la furia del corazón del mundo se torne  en paz.



Lo que me encanta de los hombres…

Por Ana Salazar Cabarcos

A pesar de las insensateces que cometen algunos, tienen su encanto. Por ejemplo, me asombra el poder de reconstrucción que poseen; ya lo quisiera el mismísimo hombre de mercurio de Terminator, no me refiero a lo físico que para eso de aguantar dolores corporales, salimos más valentonas las mujeres (los dolores los convierten en nenas esquizofrénicas… ¡por algo Dios nos dejó a nosotras la tarea de tener a los hijos!), me refiero a lo emocional, a lo anímico, lo sentimental. 


Mientras nosotras tenemos un fracaso amoroso y nos volvemos la pesadilla de amigos, familiares y vecinos que ya se saben la narración de la tragedia de “pé a pá”, o nos la pasamos llenando de lágrimas y mocos hasta el último rincón de la casa días, semanas, meses y en casos más dramáticos años,  ellos tan frescos se toman un par de cervecitas, una salida con los amigos, tal vez si le lloran al problema en soledad un rato; no mucho porque son machos y "los machos no lloran", y al otro día ya están listos para invitar a salir a la vecina pechugona que siempre le trajeron ganas… ¡qué le vamos a hacer! ¡Ya lo pasado, pasado!



Los hombres se pelean entre sí, pueden ser feroces, llegar a los puños, hacerse la guerra en toda la extensión de la palabra, pero tienen la maravillosa capacidad de que si la situación lo amerita, hacen las paces, quizás no para ser amigos de nuevo, pero sí para sobre llevar una relación de trabajo cordial, sacar adelante una sociedad, una empresa,  poniendo como prioridad los intereses económicos, laborales o sociales… no el corazón. Hoy se agarran a trompadas y mañana los podemos ver tan campantes saludándose de apretón de manos y abrazo con palmadita revienta-pulmones llegando a una junta de negocios.




Nosotras nos peleamos con una amiga y se convierte en una guerra de brujas escaldufas: el chisme de la pelea corre como reguero de pólvora y la narración termina como el juego del “teléfono descompuesto”. Se hacen bandos, se conspira, vale cacahuate la cordura, la sensatez, el chiste es “ganarle a la otra” en la guerra de saliva desgastante, eterna, llena de niñerías, de desplantes ridículos, dejando como falda hawaiana el prestigio y la reputación de la “enemiga”… ¡es todo o nada, blanco o negro! Lo peor de todo es que el rompimiento es eterno, para esta y  las vidas que le sigan. Ponemos el corazón en todos nuestros actos, gramo por gramo, dejándonos cegar por las emociones y dejando a la razón colgada en un gancho en el clóset.



Luego nos quejamos del por qué en su mayoría los hombres gobiernan u ocupan cargos importantes, por qué son hombres los más ricos del mundo, los más poderosos (claro, hay excepciones). Es que los hombres salen a conquistar al mundo con la cabeza fría, con las flechas listas a disparar sin contemplaciones hacia su objetivo, son estrategas, estadistas… el corazón lo dejan guardado bajo llave en el cajón del buró.

Pero la imagen más hermosa que guardo de un hombre (a pesar de esa aparente frialdad), es la de aquél que siendo todo lo que dije antes, tiene la capacidad de salir un dominguito soleado a la calle; que es su jungla,  con un bebé en los brazos, o con los hijos de la mano, mostrando que ellos también pueden ser tan tiernos y llevar  con gusto expuesto el corazón… como nosotras.



¡Cámbiale al switch!.: de negativo... a positivo.

Por Ana Salazar Cabarcos

Sería una irresponsabilidad y una mentira decirte que puedes cambiar tus sentimientos y pensamientos negativos a positivos tan sencillo como encender y apagar un switch, es imposible, más cuando son la consecuencia de experiencias de dolor y  sufrimiento, quien pueda hacerlo así de fácil no es humano, es un robot o computadora, o simplemente uno de tantos “vendedores de técnicas de la felicidad” tan en boga en nuestros días. El dominar las energías negativas de tu ser; a ése gran monstruo que por tal o cual razón ha despertado y te devora por dentro, lleva un proceso difícil, más no imposible. El primer paso es que reconozcas que lo que sientes te está haciendo daño, es como un ácido corrosivo que a la larga, llegará a intoxicar cada célula de tu ser: de allí pueden desarrollarse muchas enfermedades.





 Tienes que saber que tu reacción de rencor, ira y coraje contra quién te ha lastimado y hasta contra el mundo entero es normal: no es correcta pero es lógica. Es como si agarraran a un animalito a palos y le rompieran una pata; estaría temeroso, adolorido, confuso, enojado ¿cuál crees que sería su reacción si te acercaras? ¡Morderte, atacarte! Cuando hemos sido lastimados buscamos desesperados los “por qués”… nos revolcamos en un mar de angustia y desesperación, queremos culpables, razones, motivos ¡¿por qué a nosotros?! No hay vuelta de hoja, lo hecho, hecho está. No tienes otra opción que permanecer estacionado (a) en el dolor y el sufrimiento, o empezar hoy mismo a mirar hacia adelante dejando el pasado en eso: en el pasado. Tarea titánica, heroica que tendrás que enfrentar en soledad, con fe y muchísima valentía. No te preocupes si al principio tus intentos de pasar del estado de negatividad al positivo fracasan… eres humano, vulnerable a las recaídas. Vuelve a intentarlo más adelante: una, otra y otra vez. No te espantes, no te desanimes. 



Cuando me tocó pasar por una triste depresión, un día mi papá vino a visitarme y al verme tan triste y cabizbaja, fue a uno de los cajones que hay en un mueble del pasillo de la casa, sacó una fotografía en donde me veía radiante, con mi sonrisa gigante y luminosa. Mi papá  se me quedó mirando y dijo: “Así quiero verte todos los días”. Desde ese momento pegué la fotografía en el espejo de mi closet, y cuando estoy triste, decaída, negativa, me paro frente al espejo y la miro, entonces trato de que la imagen que refleje el espejo, sea la misma que la de esa foto… ¿así de fácil? No, difícil pero no imposible, nunca lo olvides. No pierdas la fe, tienes la obligación y el compromiso de ser feliz. La vida pasa deprisa, para qué malgastarla arrastrando cadenas pesadas e inútiles, sumergido en un mundo gris y hostil,  si frente a ti tienes el mundo entero para volar libre… ¡es tuyo! ¡Cámbiale al switch!.


Y a todo esto ¿qué es la buena vibra?..

Por Ana Salazar Cabarcos



"Vibra" es la manera polpular que tenemos de llamarle a la energía, misma que existe en cada célula, en cada molécula y átomo; es el motor que mueve al mundo , al universo, a nivel personal es el poder por el cual somos capaces de hacer lo que nos proponemos siempre y cuando se mueva a un ritmo y equilibrio constante. La buena vibra es  generada por el optimismo, por la paciencia, la bondad,  honestidad, perseverancia, por el amor al prójimo y a nosotros mismos.

Para que la energía se mantenga en constante movimiento y evolución, se necesitan de varios factores, como lo son:

La alimentación: debemos optar por una alimentación sana, con menos conservadores y elementos químicos que lo único que hacen es contaminar nuestros organos, llenándolos de toxinas, envenenando las celulas y restando calidad de vida. Voltear los ojos  un poco al naturismo, al consumo de frutas y legumbres frescas, menos carnes rojas y agua, mucha agua que es la base fundamental  de una vida sana.

Ejercicio: “Mente sana en cuerpo sano” . Dedica por lo menos 15 minutos diarios a ejercitarte: da una caminata, ejercicos de estiramiento, salta, brinca, baila… ¡mueve el esqueleto!

Meditación: Hay que darnos tiempo para conversar con Dios, para hablar con nosotros mismos y encontrar así la respuesta a muchas incógnitas de nuestra vida. Nosotros tenemos las respuestas, sólo que no le damos tiempo al análisis, a la reflexión.


Coherencia: Nuestras palabras y pensamientos no deben contradecirse, cuando corren paralelos son las dos piernas que nos llevan a cumplir las metas, son el par de manos que construyen, los dos ojos que ven en una misma dirección.


Sexualidad¡Que fuente de energía tan poderosa y bella! Siempre y cuando este basada en el respeto,  el amor y la ternura, en desear el bien y la satisfacción de la pareja, y desde luego, la propia.

Vivir el “hoy y ahora”: Bien dicen que; “vive este día como si fuera el último”. Cicatriza heridas del pasado, despierta feliz con la ilusión de que tienes un nuevo día por delante, otra oportunidad de alcanzar tus sueňos, de amar, el sólo hecho de estar vivo ya es en sí un logro maravilloso.

Perdona: Es una tarea difícil, a veces casi imposible, perdonar no es olvidar una ofensa o traición, es dar la vuelta y seguir tu camino en una dirección diferente a la del rencor o el coraje; cerrar la página. Perdónate a ti mismo por haberte equivocado. El pasado no existe, sólo en imágenes que forman recuerdos, lo importante es el día de hoy, el que se toca, se siente, el que puede ser cambiado y modificado como TU QUIERAS… ¡porque es tuyo!

Buena vibra es la energía positiva que se crea dentro de ti y sale proyectada hacia el mundo, y que como una liga envuelve al universo y te regresa cargada de bendiciones.