Sunday, November 30, 2014

Los animales…somos nosotros.

Por Ana Salazar Cabarcos

El mundo entero se ha volcado a defender y proteger a los animales. Hacen campañas contra la crueldad y el maltrato. Producen videos con imágenes perturbadoras: animales sufriendo, hasta pareciera que lloran y gritan, sangre, un festín dramático. Perfecto, aplaudible labor.

Ahora me pregunto: cuándo se hará una campaña tan organizada y firme en contra del maltrato, sufrimiento, dolor, angustia, soledad y desestabilización emocional que causan en los niños, los adultos irresponsables con  los divorcios, tan de moda en estos días.

“¡¿Te enojas de que llego borracho?!”: divorcio. “¿Subiste de peso con el embarazo?”: divorcio. “¡¿Qué no puedo tener amantes?!": divorcio. “ ¡No sabes cocinar!”: divorcio. “Te estás quedando pelón y panzón…”: divorcio. “¡¿Y quién te crees tú para revisar mi teléfono y enojarte porque le mando mensajes calientes a mis amiguitas?!”: divorcio. “No me atiendes como quiero y cuando quiero…”: divorcio. “La compañera de trabajo está bien buenota y ya me las aflojó” “El compadre me dice cosas más bonitas”: divorcio.

¿Qué será de la sociedad dentro de 10 años? Llena de hijos de divorciados, criados con madres solteras, entre pleitos de corte, las amantes interminables del padre como “ejemplo”, visitas a la estación de policía, educados por la comadre o la vecina mientras que la madre está en la calle el día entero. Hijos resentidos con la vida, con su suerte, por su destino.

Muchos dirán que es muy fácil criticar sentada detrás de una computadora. ¿Y yo que hago? ¡Nada! Solo opinar. Vengo de un padre que toda su vida luchó en contra de la corrupción y tretas del gobierno (hablo en pasado porque nosotros, sus hijos, le pedimos que no lo hiciera más. Era una lucha solitaria, peligrosa). Un 16 de septiembre trataron de llevárselo de casa, nosotros unos niños pequeňos…historia de terror. Después, de dos balazos le atravesaron el cuerpo, de milagro siguió vivo, eso sí, con los dedos de una mano atrofiados pues la bala destrozó los tendones…un hombre solitario agarrando a palos a un dragón de mil cabezas. De hecho yo fui secuestrada alguna vez...bendito tiempo que tapa grietas, que cubre abismos. No puedo hacer nada contra los crímenes de Ayotzinapa, ni con el tema de las mujeres desaparecidas  en Juárez, o con los jovencitos secuestrados en Cocula, con tantas infamias que pasan…no puedo, solo puedo dar mi opinion para que los héroes cibernéticos pongan manos a la obra, como lo hacen magistralmente segundo a segundo.

A mi papá le pasaba como “El Chavo del 8” en el salón de clases, cuando todos hablaban y de repente, se callaban y sólo el Chavo seguía con su discurso incómodo, mientras “El profesor Jirafales” lo miraba retador, castigador. Mi padre levantaba la voz, algunos lo apoyaban y a la hora de la verdad, siempre lo dejaron solo. Por eso es mi héroe… un héroe solitario.

Pero hoy, gracias a la tecnología las voces del mundo se levantan en contra de las injusticias, y a la velocidad de la luz las ideas recorren el planeta entero, sin exponerse al decir las verdades, sin ser esperados al apagar la computadora, por un grupo asesino detrás de la puerta o debajo de la cama, para darles una lección por su osadía.

Gente joven, llena de recursos cibernéticos, talentosos, aguerridos, en ustedes está la misión de no sólo salvar animales: salven el significado de la familia, infundan la idea de formar hogares sólidos, en donde reine el respeto, la confianza, la fidelidad, el honor, los valores, porque… ¡¿A dónde estamos yendo?¡ Si la base de la sociedad es la familia… ¡y vivimos en una sociedad de hogares disfuncionales, parchados, irremediablemente quebrados! Cada vez rodeados de más criminales, delincuentes, corruptos, seres humanos crueles y despiadados...individuos que odian al mundo, que no les importa destruir y auto destruirse.  ¡Cómo habrá sido su niñez!   

¿Cómo un niño va a ser cariñoso y compasivo con un animal mañana, o cuidará del mundo y la naturaleza, si él fue tratado con desprecio y pasó su infancia entre la metralla de los padres, siendo el “incómodo” entre madrastras y padrastros, llorando en su cuarto en silencio, con su cabecita llena de preguntas sin respuestas?   



Ojalá que los jóvenes de hoy, aguerridos como son, salven a nuestros niños… Rescatemos el significado de la familia.



Thursday, November 6, 2014

¡¿Cuándo diantres comienza el racismo?



Por Anna Salazar Cabarcos

Son las 8 de la mañana y en uno de los parques de South Pasadena, California, comienzan a llegar una a una las “nannies”( o niñeras, en español), empujando sonrientes las carriolas con sus preciados tesoros dentro: envueltos en tibias cobijas, como capullos de mariposa.

Se estacionan en batería y van a reunirse en la banca que descansa bajo un hermoso y frondoso pino. Con amor destapan a los pequeños  ansiosos de gatear, de ir con pasos tambaleantes a las escaleras que se ven eternas para ellos, y dejarse caer maltrechos por la resbaladilla, seguros de que una mujer de piel canela y ojos oscuros, los estará esperando al final, festejando con gran algarabía la proeza infantil: “¡Así se hace, mijo!”

Rubio de grandes ojos azules es el travieso Michael, de ojos rasgados y pelo lacio, negro, es la adorable Kumiko, el pelirojo Dexter y con sus rizos dorados, Johan: Donovan, Philip, Hannah, Tylor.

Y Lili, Zulma, Carmen, Lupe, María, Carmela, Toña o Tere los ven ilusionadas, como si esos niños  fueran de ellas, como si los hubieran parido: los llenan de besos que son correspondidos, se funden en abrazos y les hablan con dulzura en español que los pequeños entienden, pues a veces pasan más tiempo con las nanas que con sus propios padres.

Ellas son cómplices, maestras, protectoras, refugio, fuente inagotable de amor, de cuidados. Cada niño y niña tiene bien ubicada a su “nannie”, si por alguna razón se distraen y la pierden de vista, en sus ojitos se ve la angustia y viene el llanto, desesperado, que no tarda mucho pues su cuidadora siempre ha estado cerca, y el pequeño asustado corre a abrazarla, a acurrucarse en sus brazos como si ella, fuera su madre.

Un círculo de sobrevivencia necesario: los adinerados lo son en parte, porque la totalidad de su mente está enfocada en hacer dinero, negocios, juntas de trabajo, giras, viajes, tener fortuna es una  prioridad en su vida. Los niños son absorbentes, necesitan paciencia, horas de entrenamiento, es un trabajo sin reconocimiento, desvalorizado, anónimo, silencioso…para eso están las “nannies”. Ellas trabajan dando amor y cuidados a niños  que no son suyos, para llevar el sustento a casa, en donde  sus hijos esperan a la madre que continuará con su encomienda de amor interminablemente.

Atrás del famoso y rico, del político o la artista,  del magnate o la millonaria de moda, hay una nana, generalmente latina, criando a sus hijos.

Las “nannies” les cambian los pañales, a los futuros hombres y mujeres que formarán parte de la sociedad pudiente de Estados Unidos, los enseñan a caminar, los curan, los alimentan, pasan largas horas riendo y jugando con ellos. Uno de éstos niños que corre hoy por el parque seguido por María o Consuelo, será quizás mañana presidente del país, senadora, un famoso pintor o una estrella de cine.



Si atrás de una familia norteamericana, de buena posición social, adinerada, hay una nana latina haciéndose cargo de sus hijos, me pregunto…Señoras y señores: ¡¿Cómo, cuándo, dónde comienza el racismo?!