Tuesday, February 7, 2017

Pidamos perdón a la Tierra

Por Ana Salazar Cabarcos
El planeta tiene memoria; siente, sufre,  y aunque no es rencoroso a veces se rebela ante la infamia de quienes lo hieren y lanza gritos de dolor.


Como dijera Leonardo Da Vinci, “El hombre es el principal depredador de la naturaleza”, y por citar algunos ejemplos mencionaré a los cientos de amistosos delfines calderones y ballenas que mueren en las tradicionales  festividades de las islas Feroe ubicadas en Dinamarca.
O qué decir del asesinato de 551 ballenas del Santuario Ballenero Austral por parte de buques balleneros japoneses ocurrido en el 2008, de la terrible deforestación de África que perdió 64 millones de bosque entre 1990 y 2005, la explotación de petróleo en la cuenca amazónica del Ecuador: tan solo en el período comprendido desde 1972 hasta 1993, por citar un ejemplo, más de 30 mil millones de galones (114 mil millones de litros) de desechos tóxicos y petróleo sin refinar fueron descargados hacia las tierras y vías fluviales de la Amazonía ecuatoriana.  La extinción de varias especies animales debido a la persecución y matanza por el valor de sus pieles, el “error” humano de Chernobyl que causó la desolación de una zona extensa, y miles de víctimas de cáncer a causa de la radiación, las guerras mundiales, las guerras químicas; una guerra contra nosotros mismos.




El impacto del hombre sobre la tierra es mortal; por eso se declara en estado de emergencia… y se estremece de angustia.
Sólo cuidando a la naturaleza podremos asegurar nuestra continuidad, pero para eso debemos dejar de ser tan soberbios y no minimizar su fuerza y poder: se trata de entablar una relación de respeto, de lealtad, de llevar a cabo un compromiso de amor.
Pidamos perdón a nuestra madre Tierra, se lo merece, esperando nos dé una segunda oportunidad. No volvamos a pintar de rojo los azules mares, ni de gris el azul de los cielos, que el verde no se vuelvan trozos de madera y que la furia del corazón del mundo se torne  en paz.



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