Friday, May 24, 2013

¿QUÉ ES LA FELICIDAD?



Por Anna Salazar Cabarcos

Según algunos diccionarios, la felicidad es: “Un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Tal estado propicia paz interior, un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que estimula a conquistar nuevas metas. Es definida como una condición interna de satisfacción y alegría.”

Entonces la “felicidad” es relativa, pues depende de los valores morales, sociales, familiares, éticos y espirituales por citar algunos,  de cada ser humano, y aunque hay verdades universales, así también cada individuo es un universo por lo que, lo que puede ser la “felicidad” para unos, jamás lo será para otros.

Veamos lo que podría ser un tipo de  felicidad oscura.

Los “Donadores de semen ambulantes”. Su felicidad consiste en casarse o “arrejuntarse”  una y otra vez, tener hijos con cada mujer y de un día para otro, desaparecer olvidándose de hijos y mujer, con un rol de víctima que siempre ha sido torturado por brujas impías, y jamás falta la buena samaritana que está lista para salvar a ese pobre ser indefenso y sufrido: sigue con la tradición enseñada por su padre, por el tío, el abuelito y el tatarabuelito… ¡pica flores!… Pero ellos son felices así, irradian alegría, seguridad, es un rol aprendido y ejecutado una y otra vez con éxito (aparente y momentáneamente).

Otro caso es el de los compañeros de trabajo que son felices obstaculizando el progreso de los demás, disfrutan creando chismes, jugando con la reputación y el prestigio de sus “rivales” que a leguas, tienen más capacidad que ellos. Cada descalabro de un “amigo” o compañero exitoso es motivo de alegría y celebración para… ¿cuál es la meta? Deshacerse de los que sean mejores que él/ella… ¡ñaca ñaca! ¡Nada como aprender a nadar en una alberca llena de tiburones!

¿Y qué me dicen de las amigas envidiosas que gozan si el galán te dejó plantada, si te pusiste gorda, si las “patas de gallo” se convirtieron en “patas de avestruz”, que te salieron 200 canas de un jalón o que en el salón de belleza te quemaron el pelo? Aunque no lo creas, hay muchas personas que basan su felicidad en la desgracia de los demás.

Hay quienes son felices estafando, mintiendo, siendo infieles, matando, envenenando con drogas a la juventud, robando, causando sufrimiento a los animales, a los niños, a la humanidad misma…

La mayoría, los más, van tras la felicidad iluminada, que se alimenta del respeto, del amor, de la lealtad, el compromiso  y valorización de uno mismo y el mundo que nos rodea.

Seres humanos que son felices ayudando a otros, desinteresadamente: dan consuelo, cariño, protección, que cuidan de los animales y de la naturaleza por el simple hecho de proveerse paz espiritual y sentir, que como seres humanos, el paso por la vida no ha sido un inútil y amargo picnic.

Hay extraordinarios padres y madres, casad@s o solter@s que son  responsables y luchan a diario por el bienestar de sus hijos, por brindarles un futuro mejor, una vida llena de amor y respeto, llevando de la mano a niños que el día de mañana serán adultos triunfadores, gente de bien… ¡esa es su mayor felicidad!

Amig@s que están segur@s de ell@s mism@s y no titubean en tender la mano a otros, porque no dudan de su talento y capacidad: “Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente, como para contratar gente más inteligente que él.” John Fitzgerald Kennedy,  y ven en otras personas con talento, la oportunidad de hacer equipos con integrantes exitosos y triunfadores: gracias a esas mentalidades ha progresado la humanidad.

La felicidad iluminada es simple: se alimenta de la sonrisa de los hijos, del agradecimiento y reconocimiento del (la) espos@, de la gratitud de los empleados que están a tu cargo, de un abrazo del amig@, del amor que recibes de vuelta de tus padres, de no deberle nada a nadie, se nutre de una conciencia limpia y en paz, la puedes hallar en la tranquilidad de tu hogar, puede entrar a través de una ventana en un día soleado, mientras caminas por la playa, adentro de un caracol, en las faldas de una montaña… ¿qué tanto tienes abierta la mente y los sentidos para encontrarla? ¿Qué tanto estas dispuest@ a luchar contra tu egoísmo para brindarla a los demás?





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