Friday, May 24, 2013

Tiburones... tiburones.


Por Anna Salazar Cabarcos
 
Voy navegando por aguas infestadas de tiburones, me son tan familiares y les conozco tanto las mañas que podría pensarse que soy uno de ellos, pero no, yo no tengo los dientes filosos  y cuando muerdo, no sacudo a la presa con sadismo hasta dejarla hecha pedacitos.
 
Crueles depredadores: ellos no tienen la culpa de haber nacido ofensivos, agresivos, violentos… ¿infames, quizás? Puedo hacerles creer que pueden tragarme, y en cuando me tienen en la garganta como bocado, me les atoro para que me escupan y soy libre otra vez.
 
A la larga te acostumbras a estar entre ellos: como se ven de gran tamaño parecen peligrosos, pero son más vulnerables de lo que crees: visibles a las redes, a los arpones, a sanguinarios pescadores. Viven rodeados de rémoras: pececitos que nadan por debajo del tiburón comiendo los desperdicios, librándolo de parásitos: no aceptan competencia.
 
Los miro, los escucho y callo: los monos japoneses  Mizaru, Kikazaru e Iwazarueran  guardianes simbólicos del mausoleo del Shogun Tokugawa Leyasu en Nikko, Japón, tenían toda la razón.

Shogun Tokugawa Leyasu era un hombre sabio que predicaba que “había que conocer de lo que se hablaba o simplemente mirar el paso del río”.
 
 Tiburones… tiburones… 20,000 dientes que pueden  triturarte, 20,000 dientes con los que puedes hacer una blanca escalera.

Tiburones... tiburones... se puede ser feliz entre tiburones.







1 comment:

  1. El tiburón es un pez que tiene que estar en movimiento contínuamente, o cesa de respirar; no puede descansar nunca; es único en este sentido. Y por lo menos así es fácil de reconocer, con tal de que uno se sitúe a distancia.

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