Wednesday, May 9, 2012

Siempre mía


Por Anna Salazar Cabarcos


En la morada temporal de mi existencia,
te amé tanto porque supe que me amabas,
porque dándome tu cuerpo como casa,
me hablabas de un amor que es infinito.

Nadie como yo escuchó tu voz,
ni se arrulló con la música de tu alma,
y al navegar en la tibieza de tus mares,
comprendí que serías mía…
siempre mía.

Al verte frente a frente te amé más,
y pasé a formar parte de tus brazos;
de ésas armas dispuestas a luchar,
en defensa de la cándida inocencia.

Fui creciendo sin soltarte de la mano,
como antaño, nos hallábamos unidas:
tú, viviendo la aventura de ser madre,
yo, gozando la experiencia de la vida.

Te venero por hacerme lo que soy,
por dejarme conocer la luz del día,
por ser fiel discípula de Dios,
por ser madre,
mi madre…
 ¡siempre mía!


                                            Mary Cabarcos de Salazar

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