Por Ana Salazar Cabarcos
México está
crucificado por la corrupción,
el descaro, la
impunidad, la prepotencia y la soberbia
de “los que todo lo
pueden”, porque a través de la malicia,
hacen suyo el
privilegio de gobernar.
¡Hasta cuándo pararán
de llorar las madres, a sus hijos
masacrados!
¡Hasta dónde llegará
la inmundicia disfrazada de “elegante”,
“
influyente” y de “clase alta”, que todo
lo corrompe y pudre!
¡¿Quién escuchará
nuestras voces apagadas a punta de pistola?!
¡¿Cuándo se presentará
la justicia; implacable y sin
distinciones, a salvar a los millones de mexicanos que sólo piden vivir en paz
y trabajar dignamente?!
Los cuerpos fallecen y
desaparecen,
pero las almas son
eternas, inmortales como los ideales.
Cada gota de sangre
derramada por un inocente,
riega una semilla que
germina, florece y se extiende,
como
enredadera,
por los pueblos y
ciudades,
atravesando veredas, ríos, montañas y valles…
No hay noches eternas…
tarde o temprano volverá a salir el sol, hermanos…tarde o temprano.