Friday, April 25, 2014

Salvemos hijos abandonados

Salvemos hijos abandonados
Por Anna Salazar Cabarcos

Los hijos son ese milagro de vida que se nos regala, independientemente si los merecemos o de si somos capaces de ser padres. Los hijos no piden nacer, llegan al mundo por decisión de dos adultos: la mejor manera es que sea como fruto del amor, pero otras veces arriban producto de una noche de copas, de trampas para "amarrar" al objeto de deseo o de un látex defectuoso... pero ellos, no piden nacer.

Defendemos a los animales del maltrato, se odia a los toreros que matan cada temporada a un toro en la plaza y, saliendo de la cruel corrida, nos vamos indignados a llorar la pena del toro frente a una buena birria o unos tacos de suadero. Protestamos por la destrucción del medio ambiente, por la contaminación, realizamos marchas y protestas y refrescamos las gargantas cansadas de gritar: "¡Salvemos al mundo!", con una Coca Cola bien fría (cuyo envase de plástico quedará vigente en el planeta miles de aňos). Denunciamos a políticos corruptos, a caciques, nos quejamos de la delincuencia organizada de manera desorganizada llevando siempre en el bolsillo dinerito extra, por si hay que pagar "mordida" a un policía cuando nos pasamos un alto o para brincar la fila en alguna oficina de gobierno.

Pero... ¿quién hace algo por los hijos que son olvidados por un padre o una madre? ¿quién del público que lucha por causas, siente compasión por aquell@s niň@s que viven una ausencia tan grande, ese vacío que se arrastra toda la vida, que deja cicatrices, que deja secuelas  como la polio?

¡Cuántos padres van teniendo hijos sin ton ni son, dejándolos regados como flores silvestres en el camino! Algunas de ésas flores sobrevivirán porque son sus favoritas, por suerte, pero otras, morirán marchitas, secas. Los hijos no piden nacer...
Defendemos a los animales, al medio ambiente, protegemos al planeta con el argumento de que "es el legado para nuestros hijos" pero... ¿para qué sirve un mundo limpio y perfecto con niňos tristes, heridos del alma?

La misma atención que sufre alguien que lastime a un indefenso animalito, debería sufrirla un padre/madre que lastime física o emocionalmente a un indefenso ser humano. Con el mismo rigor que seňalamos a quienes destruyen el planeta, debemos seňalar a quienes destruyen la autoestima y el futuro de nuestros hijos. Así como nos ofenden los corruptos, los delincuentes y los bandidos, tendrían que ofendernos los miles, millones de irresponsables disfrazados de padres y de madres que con sus actos, van creando adultos tristes, adultos con el corazón lleno de cicatrices.

Los niňos no son sólo míos o tuyos, de él o de ella, los hijos son de todos... ¡son hijos de la humanidad!




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