(Antes de comenzar a leer, abre el link de Youtube en la parte inferior del post, te dejé un bello tema musical)
Por Ana Salazar Cabarcos
Me tomó por
sorpresa tu pregunta: “Ana, descubrí cosas que nunca imaginé de mi esposo, jamás
creí que él fuera capaz de ocultarme algo… ¿tú qué opinas?”
Seguramente
me preguntas, amiga, porque sabes mi historia.
La traición
es una de las peores canalladas que se pueden cometer entre los seres humanos,
no sólo se da en las parejas, sino entre la familia, amigos, compañeros de
trabajo. Traición es traición venga de donde venga.
La traición, según
el diccionario, es “aquella falta que quebranta la lealtad o fidelidad que se debería guardar hacia alguien o algo. Consiste
en renegar, ya sea con una acción o con un dicho, de un compromiso de lealtad.”
Creemos; en el caso de la
pareja, que traicionar es exclusivamente tener sexo con otra persona
y estamos equivocados. En realidad, no necesariamente involucra cuerpos sudorosos entrelazados,
intercambio de saliva y caricias bajo la
clandestinidad. La traición se da también cuando tratamos mal a nuestra pareja,
porque en nuestra mente existe el deseo incontenible y que no se puede disimular
por otra persona, entonces le hacemos la vida imposible a quien confía en
nosotros, humillándole, denigrándole, haciéndole pasar por enferm@ de celos o
mentiros@ cuando reclama la frialdad y el menosprecio con el que es tratad@.
La traición es llevar una
doble vida, amistades ocultas, mensajes morbosos y relaciones platónicas con
personas que nada tienen que ver con nuestra pareja y que ocupan la mente, de
deseos en donde la persona que está a un lado, como un perro fiel, ahora estorba,
porque la pasión enfermiza, la “calentura” no sabe de lealtades, de
matrimonios, de hijos y hogares: es un cáncer que carcome y mata.
Amiga… un día descubrí
un celular con mensajes que hasta el día de hoy, me llenan los ojos de
lágrimas, porque jamás se puede imaginar que la persona a la que se ama tanto, pueda
insultar con odio, a quien por años durmió a su lado y dio todo por él, sin
condiciones. Leer sus planes en maldita sociedad con una amante para lastimarme, a sabiendas de la
destrucción de una familia: su familia, inimaginable.
¿Que qué pienso? Pues en
la vida hay que tomar decisiones, a veces muy fuertes y arriesgadas. Yo decidí
divorciarme, porque pesó más mi dignidad que la conveniencia de tener quién
pagara la renta o el "qué dirán", porque desde hace mucho, aquello no era vida: era un infierno
de soledad y mentiras. Dime, pues ¿cómo se puede volver a confiar en un
traidor, que trae un puňal en la mano y si no fue ahora, será mañana cuando te
lo clave por la espalda, sin compasión?
Cuando pesa más la
dignidad y no se quiere permanecer infeliz toda la vida con el letrero de “cornuda”, es
como lanzarte a un abismo: profundo, negro, asquerosamente silencioso y
solitario. Duele… ¡uy! ¡Cómo duele¡ Y vienen los “por qué a mí” “por qué yo” como dardos venenosos para hacer más
lamentable la caída.
Te contaré una historia:
Era una vez una
muchachita que se sentía triste, desconsolada, de ésos momentos en la vida en
los que no sabes cuál camino tomar, y se echó a caminar sin rumbo. Del campo
pasó a un lugar tenebroso, pantanoso y lúgubre. Un alacrán la miró y comenzó a
seguirla. Cuando la muchachita se sentó en una roca a descansar, el alacrán
sigiloso se acercó:
- -Hola -lloroso- , parece
que hoy nos pusimos de acuerdo para estar tristes…
- -¡Un alacrán! –gritó asustada
levantándose en seguida.
- -No, no tengas miedo –dijo
en animal tímidamente-, no te haré daño… No te culpo por asustarte, es la mala
fama que me han hecho… ¡pero te juro que yo soy bueno! ¡Nunca le he lastimado a
nadie y sólo he recibido golpes y malos tratos de la vida! ¡Nadie me comprende!
¡Todos me lastiman!
La muchacha se conmovió
de ver a alacrán tan triste e indefenso, y pensó:
- -Pobrecito, todo mundo lo
ha tratado mal y yo queriendo hacer lo mismo. Viéndolo bien no es feo, si
tuviera alas sería una mariposa, o una libélula. Qué lindos ojitos tiene –mirándolo con
detenimiento-… y sus patitas no son feas como las de los alacranes malos…no, yo
las veo bonitas. Su aguijón puedo pintarlo de rosa y ponerle un cascabel, en su
cabeza unos brillantitos… ¡sí, es el alacrán más bonito que he visto en mi
vida!
Le sugirió al alacrán
irse a vivir con ella, a lo que el bicho aceptó feliz de la vida.
Cuando llegaron a casa, la joven lo limpió, con barniz de uñas
le pintó la cola y le colgó un cascabel, hizo unas alas de papel decolores y se
las pegó, le puso unas gotitas de perfume
y lo colocó en su almohada:
- -No eres un alacrán, eres
un “mariposocolibélulo”, sí, el único que existe en el mundo y nos vamos a
querer toda la vida –el alacrán la veía fastidiado y malicioso-, estaremos
juntos y yo te cuidaré, tú me cuidarás y
viviremos felices para siempre ¿lo juras?
- -¡Sí, sí, lo juro¡
-contestó por compromiso.
La chica le dio un beso y
se durmió junto a él. A media noche, el animal se arrancó el cascabel:
- -¡Pobre estúpida! –arremedándola-
“eres un mariposocolibélulo” ¡imbécil!
La vio dormida y comenzó
a trepar por su hombro hasta llegar al cuello. Sintió la tibieza de la piel
suave y perfumada, primero la acarició con sus delgadas patas, se embriagó con
el aroma y la excitación lo hizo temblar, frenético y el aguijón, rebosante de
veneno vibraba como la cola de la serpiente de cascabel. No pudo contenerse y
clavó su aguijón una, dos, tres veces… ¡el instinto lo empujaba!
La muchacha despertó
dando gritos de dolor, se sacudió al alacrán exhausto, satisfecho con la
fechoría.
- -¡¿Por qué has hecho
esto?¡ ¡¿Por qué me lastimaste si yo te quiero tanto?¡
El veneno del alacrán
comenzó a hacer efecto y la muchacha se fue paralizando poco a poco. El animal
la veía malvado, el sufrimiento de la mujer le causaba placer. La joven iba
perdiendo el aliento, los pulmones se petrificaban sin remedio y en un último
aliento alcanzó a decir:
- -¡Eres malo! ¡Voy a morir
por tu culpa!
- -¡¿Por mi culpa?! –dijo burlón
el animal ponzoñoso- ¡Yo no te obligué a que me trajeras, si estás conmigo es por tu gusto!
Todos: hombres y
mujeres, somos quienes permitimos la entrada de gente a nuestra vida.
A veces por soledad, inmadurez, ingenuidad, nobleza o por ciertas situaciones que se viven en el momento, la fantasía juega malas pasadas y disfrazamos a los alacranes de mariposas o libélulas, creamos “mariposocolibélulos” que son producto de la imaginación, y la real esencia de cada ser, tarde o temprano sale a relucir.
A veces por soledad, inmadurez, ingenuidad, nobleza o por ciertas situaciones que se viven en el momento, la fantasía juega malas pasadas y disfrazamos a los alacranes de mariposas o libélulas, creamos “mariposocolibélulos” que son producto de la imaginación, y la real esencia de cada ser, tarde o temprano sale a relucir.
Nadie, absolutamente
nadie tiene la culpa de lo que nos pasa en la vida referente a las relaciones, y en el caso de
las traición: nosotr@s les abrimos la puerta a los traidores para que entren con una sonrisa radiante, disfrazados de ovejas: porque esa gente es astuta, camaleónica, guiada por su egoísmo y soberbia .
¿Qué hacer? Cada quién
escribe su historia y decide que tiene más peso: ¿la conveniencia o la dignidad? ¿la libertad a solas o la esclavitud acompañad@? ¿dormir en paz o con angustia sabiéndote engañad@? Según lo que pese más, es la decisión que debes tomar.
La traición es clienta
del karma ¡y vaya que se las cobra bien!