Las
5 reglas de la felicidad según el budismo tibetano
Libera tu corazón de odio
Uno de los principales venenos
del alma es el odio…pero… ¿es posible evitar sentir rencor, hasta odio cuando
nos han traicionado, herido mortalmente en nuestros sentimientos? La respuesta es:
¡sí se puede! A base de meditación, de tomar conciencia acerca del poder que le
entregamos a otra persona sobre nuestra vida “odiándola”, porque al odiar el
daño nos lo hacemos a nosotros mismos, nos consumimos en jugos tóxicos que a la
larga causan enfermedades. Debemos entender que las consecuencias de nuestros
actos (buenos y malos), nos pasarán la factura tarde o temprano, para bien o
para mal, porque como bien dice el dicho : “La vida es como un restaurant,
nadie se va sin pagar la cuenta”, entonces ¿para qué preocuparnos por gente que
consume nuestra hermosa energía positiva? ¿Para qué derramar lagrimas por
personas que no valen la pena? Enfócate en ti, en tu felicidad, en ver sólo de
frente y rodearte de gente feliz, de gente positiva y libre de complicaciones y
problemas. La fuente de tú felicidad no está depositada en ninguna otra persona,
en una cuenta de banco, en una hermosa mansión, yates, bellas mujeres o
galanes de película, todas esas son frivolidades que una vez pasada la emoción del
momento, dejan un vacío doloroso. LA FUENTE DE LA FELICIDAD ESTÁ DENTRO DE TI,
VIVE EN TI. Cuando aprendas a ser feliz en la intimidad de tu ser, estarás
preparado (a) para irradiarla y hacer felices a los seres que te rodean.
Olvídate del odio, envenena el alma y te impide ver lo maravilloso que es el
mundo.
Libera tu
mente de preocupaciones
Muchas veces le damos demasiada
importancia a situaciones que no valen la pena, o que si son acontecimientos difíciles de resolver, es más
la energía que gastamos preocupándonos, que actuando. Ahorra energía, trata de
tener un momento de calma en medio del caos y analiza el problema: ¿el grado de
dificultad es real, o tu imaginación lo
está inflando como un globo? ¿Tiene remedio? Porque si tiene remedio lo mejor
es que tengas a la mano varias posibles soluciones: Plan A, Plan B y hasta C ¿En el mismísimo momento
que estás viviendo la angustia puedes hacer algo? Si la respuesta es sí, en lugar
de torturarte con los “¿Y qué tal si esto? ¿Y qué tal si lo otro?”, por qué no
pones manos a la obra y haces algo en lugar de vivir en una tortura
angustiante. NO LE DES IMPORTANCIA A LO QUE NO LO TIENE, es desgastante y te
hace dar vueltas en círculos absurdos. La meditación es fundamental, pon tu
mente en un estado de tranquilidad, visualiza cómo quieres que sea tu vida,
dalo por hecho, ten fe en que tu ser vivirá en perfecta armonía, equilibrio y
paz. La fábrica de lo que mañana serán tus realidades, está en tu cabeza.
Vive humildemente
Vivir “humildemente” no
quiere decir que te vayas a vivir a una choza con techo de cartón. Quiere decir
que te liberes de los monstruos que arruinan vidas y devoran la felicidad: EL ORGULLO Y LA
SOBERBIA.
Debemos aceptarnos con
nuestras debilidades y defectos, trabajar en ellos para superarlos. No ser
pretenciosos, interesados, egoístas,
creernos autosuficientes porque todos necesitamos de todos, envidiosos,
convenencieros. Como diría el gran Miguel de Cervantes y Saavedra:
"La
humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea."
Da más
Demos sin esperar nada a
cambio. Practiquemos la generosidad
quitando de nuestra mente la idea de recibir. No nos deshagamos de cosas
inútiles e inservibles, ofrezcamos cosas que puedan ser valiosas para nosotros,
útiles, cargadas de buena energía. Hagamos a un lado el egoísmo y compartamos
un poco de las bendiciones que la vida nos otorga día con día.
Espera menos
La vida, el universo, Dios o
en quien tú creas, a diario nos ofrece
cosas maravillosas. El simple acto de despertar cada mañana, de respirar, de
poder levantarnos de la cama es en sí un triunfo y un regalo excepcional. Debemos aceptar lo que se nos ofrezca con gratitud, porque cuando nos creamos grandes expectativas
y las cosas no salen como queremos, caemos en la inconformidad, la frustración,
la decepción e infelicidad. Planeemos el
futuro montados en la realidad, abiertos a los ires y venires del destino que
es caprichoso y actúa según su santa voluntad. Nunca sabes lo que te espera a
la vuelta de la esquina…Hay un dicho que dice: “¿Quieres hacer reír a Dios? ¡Cuéntale
tus planes!”.
Agradece lo poco o lo mucho
que te ofrece la vida, disfruta hasta de lo más insignificante; un atardecer, del sonido de la lluvia, una tarde rodeado de la gente que amas, la risa o de una noche con el cielo inundado de
estrellas. Abre tu corazón a las cosas
que no se compran, que no se conectan con un enchufe a la luz ni necesitan del internet
para funcionar. Espera menos… y serás
inmensamente feliz con las cosas que antes, pasaban inadvertidas delate de ti.