El juego
Por Ana Salazar Cabarcos
Tus ojos retan mi deseo,
con tu sonrisa malvada me provocas,
acaricias con la mirada,
me tocas con la vista y me dejo.
Dices mi nombre
Y se me antoja un beso,
me acerco,
tú me castigas quedándote quieto,
me alejo,
empieza de nuevo el juego.
Acaricias tu pelo, negro,
tu hermoso pelo,
vuelve la sonrisa malvada;
la que provoca,
y yo temo acercarme,
me quedo quieta,
te acercas,
te alejo,
me tomas,
me dejo,
y así eternamente jugamos a eso.